10 cosas que no puedes hacer con niños

Cuando vas a convertirte en padre o madre te juras que «nada va a cambiar«, que seguirás saliendo, entrando, viajando… Ja-Ja. Claro que harás cosas, pero no nos engañemos, el que va a marcarte qué hacer o no será tu bebé. Luego, con esa manía que tienen de crecer, te van facilitando algunas cosas, tampoco voy a mentirte; pero a su vez, misteriosamente, te complican otras cosas… ¡Qué majetes son! Y es que esto de ser padres y madres es toooda una aventura (y nos la queríamos perder…).

¿Quieres saber qué 10 cosas vas a dejar de hacer si te conviertes en padre o madre? Si ya tienes a los peques creciditos estas 10 cosas que no puedes hacer con niños, te van a sonar.

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01. DORMIR DEL TIRÓN- Vale, si aún no eres padre o madre, ¡no te asustes! Puede ser que la Providencia Divina te conceda a ti el bebé ceporro, ese al que hay que despertarle para que coma. Cuando van creciendo la cosa mejora, van durmiendo algo más… bueno, yo al menos no puedo quejarme. Pero no te librarás de alguna de esas liiiiindas y laaaargas noches en las que, no sabes por qué, el niño se desvela y ya tienes la juerga padre montada. Cuentos, vasos de leche, vasos de agua, dibujos, tablet (sí, caerás en esas por muy «antitecnologías» que seas, ya te lo digo yo)…

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02. ECHARTE LA SIESTA- No lo intentes. Da igual. Ellos se dormirán justo 10 minutos antes de comer y con esto ya habrán recargado las pilas o, bien, aguantarán como jabatos la comida, resurgirán de sus cenizas cuales Ave Fénix y adiós siesta… tu siesta. Porque luego, a eso de la siete de la tarde se te dormirán en cualquier rincón de la casa. Ellos, tú ya no, que queda feo que te duermas a las siete de la tarde…

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03. LLEGAR PUNTUAL A LOS SITIOS- Me dirás que salga con más tiempo y no con la hora pegada al culo, ¿verdad? Pues te diré que da igual… Si sales con la hora justa ya sabes de antemano que no llegas ni de broma; si sales con tiempo… ¿Qué pasa? Pues que te confías y mucho… Hay tiempo, piensas, para detenerse en cada piedra para saltarla, en cada fila de hormigas para observarlas, en cada truño de perro para gritar que «la gente es muuuuuu cochina, maaaamaaaa». Y, obviamente, con tanta aventura callejera no llegas ni de coña.

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04. CAMINAR RECTO- Este es un problema que enlaza del anterior. El que ellos vayan mirando a las musarañas no ayuda a que tu te centres en caminar medianamente recta. Ellos se cruzan, se descruzan y a ti te parece estar en una carrera de obstáculos. ¿Por qué tienen que hacer eso DELANTE de ti? ¿No pueden irse cruzando el uno con el otro a tu espalda? Pues no. Así que ahí te ves, con los brazos todo el rato en posición de espantar gallinas.

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05. HABLAR POR TELÉFONO- Pueden estar callados, tranquilos, pero oye, es oír que el teléfono suena y ¡zas! a pegarse, a gritar… Mientras, intentas no prestarle mucha atención a su salvaje comportamiento y vas huyendo por la casa de habitación en habitación. Ellos, cuales zombies hambrientos de atención, te siguen. Da igual, no te cierres en el baño, en la cocina, en la terraza, en la ducha, en un armario… Ellos te encontrarán. «Te llamo mañana, cuando estén en el cole, que no hay manera». Cuelgas y se callan ipso facto… La madre que los…

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06. HABLAR CON TU PAREJA- Pues es un problema similar al del teléfono. Sí. Se ponen igual cuando tu pareja entra por la puerta de casa. No hay manera. Ya puedes intentar mantener una pseudo conversación, que de fondo tendrás alguna voz chillona entonando su mayor éxito (entiéndase «Pichirilo«, «Wincy, Wincy araña» o similar). Directos a La Voz Kids…

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07. ESTAR A SOLAS EN EL BAÑO- A cagar en compañía, a mear en compañía, a ducharte en compañía, cepillarte los dientes, cortarte las uñas, sacarte el cerúmen de los oídos, echarte crema… Pero lo «más» mejor es cuando se te cuelan y te estás cambiando el tampón. Esa mirada… esas preguntas… Y tú contándole la problemática mensual femenina mientras te concentras para que el tampón entre en el agujero correcto. Súper chachi.

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08. TENER EL COCHE LIMPIO- Bueno, igual que la casa, pero es que lo del coche es por demás. Todo lo que se encuentran en la calle, y que consideran de cierto valor, lo suben al coche. Si vas de visita donde los abuelos, algo habrá en su barrio que merezca mucho la pena. Una piedra, venga, pa´l coche. Llegamos a casa «¿Te la subo?» «No»… Ya no mola la piedra. Pero ahí se va quedando. Las chucherías de los cumples, los muñecos que quieren llevarse a casa de los primos, los muñecos que mangan en casa de los primos… Lo de la parte trasera del coche es un ecosistema independiente.

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09. VER LA TELE- Olvídalo. Recuerda cuál fue la última película que viste mientras el bebé estaba en la panza y atesora ese recuerdo. Procura que no se te salten las lagrimillas al recordar ese momento… Ellos son los amos y señores del mando. La tele se queda enganchada en el Clan o en Boing y olvídate de los chorrecientos canales que te instalaste en un arrebato optimista. Ni qué decir tiene que cuando ellos se duerman, aunque encuentres el código megaencriptado que desbloquea el mando, ya no tendrás ganas de ver ná de ná.

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10. QUERER A NADIE MÁS TANTO- Y, aunque aún se me ocurren otras tres decenas (mínimo) de cosas que cuestan o que, directamente, no puedes hacer con niños, tampoco voy a querer a nadie más igual ni tanto. Nunca. Eso es algo que no puedes hacer al tener niños. Ellos marcan el tope del amor y ya te será imposible querer a nadie más tanto :).

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¿Qué más cosas añadirías a esta lista? ¡Cuéntame!

4 Comentarios

  • Eulàlia Carbonell
    22/10/2015 9:42 pm

    Un post estupendo! En nuestro caso lo corroboro todo y añado: "nunca podrás comer todo lo que te apetezca porque te volará del plato" jajajaja. Un besote

    • Nessa
      23/10/2015 9:26 am

      Jajajajaja! Te salió zampona! Eso en mi caso no pasa, son unos pajarillos comiendo :p. Un beso

  • La fábrica de los peques
    22/10/2015 8:15 pm

    ¡Me ha encantado en post! Lo que me he podido reír…ja ja ja ja. Y, por supuesto, este tierno final. Lo comparto. Un besito.

    • Nessa
      22/10/2015 9:29 pm

      Gracias preciosa! Un besazo!

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