Jugar a los cuentos. Cómo contar un cuento.

El post que hoy te traigo me hace especial ilusión que lo leas. Te servirá para ser más creativo/a a la hora de contarle cuentos a tus peques, para que vuelvas un poco a la infancia, para que hagas el «gamberro» con lo que viene escrito en los cuentos dándoles tu toque personal (créeme, tus peques te lo agradecerán).
Hoy toca jugar a los cuentos, aprender a contárselos del modo más original y atrayente posible… Pero no voy a explicarte yo los pasos que has de seguir para ser un cuentacuentos de diez. No. Como te decía, el post de hoy me hace especial ilusión porque lo ha escrito para vosotros José Carlos Andrés, el autor de libros infantiles como Carlota no dice ni pío, Mi papá es un payaso, El pirata de la pata de pata o Los miedos del Capitán Cacurcias… ¡Lujazo!

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«Cuando era pequeño había una frase que me daba muchísima rabia: «con esto no se juega». «¿Por qué? No jugarás tú, pero yo sí puedo jugar con esto y con todo», pensaba. Porque jugar es la esencia de la vida. Y una de las cosas con las que más me gusta jugar es con los cuentos.

​¿Os habéis preguntado alguna vez cuántas lecturas tiene un cuento? La respuesta es fácil: tantas como tú quieras.


Podemos jugar con el ritmo, ¿habéis probado a leer el cuento a varias velocidades? Ya sea uno de los personajes o todos, hacerlo muuuyyyy deeespaaaciiiooo… ¡omuyrápido!
​Otra opción es cambiar el volumen, sin modificar el ritmo. Contar todo el cuento susurrando o ponerle distinto volumen a cada personaje: uno grita, otro susurra, otro sube y baja dependiendo del contexto…
​Por supuesto, el ponerle voz propia a cada personaje es algo muy divertido. ¿Por qué Caperucita tiene voz de niña y el Lobo fuerte y grave? ¡Cambiémoslas! Y si nos reclaman que «tiene que ser así», tendremos una buena excusa para explicar un montón de cosas sobre la diferencia de las personas.

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Otra manera de jugar con el cuento es representarlo con títeres. No vale que creas que eres una persona poco mañosa para la construcción y manejo de marionetas. Hay muchas formas de darle vida a una prenda y que se convierta en un auténtico títere:
un calcetín
– un trozo de tela (o un pañuelo, fular, etc.).
– un trapo de cocina
– una chaqueta de lana
– …
​Y si le añades una goma elástica a tu muñeca, ya tienes la forma de la boca y los ojos más definida. Los ojos… claro. No tiene ojos. ¿Quieres ojos? Pues dos círculos pintados (si puedes pintar en esa tela) y ya. ¿Algo mejor? Dos ojos de plástico con pegatina, de los que venden en cualquier tienda de manualidades, de regalos o en papelerías. ¡Y ya tienes los ojos perfectos! Eso sí, no hace falta que los pongas paralelos, en la imperfección está la naturalidad y la risa. Nuestra marioneta puede ser el narrador o uno de los personajes.

Crear la marioneta a la vista de la niña o del niño es precioso: ve cómo algo casero cobra vida. Algo que ellos recrean en sus juegos de la manera más natural.

También podemos jugar a los cuentos representándolos. Es mucho más fácil de lo que parece convertirse en pirata, ratón o gallo de lo que te puedes imaginar. Lo mejor para ello es utilizar objetos cotidianos, no disfraces adquiridos. Que la niña o el niño se sientan identificados con los objetos caseros para convertirlos en algo mágico.
​En una compañía de teatro utilizamos un vestuario y un atrezzo profesional que nos trasladan, solo con verlos, al mundo mágico que necesitamos. Pero en casa, utilizando la imaginación, podemos volar igual de lejos.

​Os expongo algunos ejemplos que uso cuando juego a los cuentos:

​Si quiero crear a un pirata, solo me hace falta un trozo de tela, da igual el color, en forma de triángulo para hacer un auténtico pañuelo pirata. ¿Que quiero un parche? Tenemos dos opciones: o lo pintamos en la cara con una barra de maquillaje negra o un lápiz de ojos, o lo recortamos de una tela.
​Para vestirnos, una camiseta grande anudada a la cintura con una cuerda, sería suficiente.
​¿Espada? ¡¡Claro!! Un bolígrafo o un lapicero (es mucho más valiente luchar con la letras que con el acero).
​Y descalzos, porque los piratas no necesitan zapatos para andar. ¡Son piratas!

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​Si lo que necesito es hacer un fantasma, vale un trozo de cualquier tela (¿quién dijo que todos los fantasmas son blancos?) que cubra hasta los hombros, con eso es suficiente.

​¿Y unos colmillos para un vampiro o un lobo? Dos capuchones de rotulador.

​Vale, pero ahora quiero jugar a ser un ratón orejón, bigotón y rabilargo. ¿Orejas? Una diadema con dos semicírculos de cartulina o de cartón pegados. Los bigotes, pintados con un lápiz de ojos o los creamos con un celo doblado con unos trozos de hilo y pegado al labio superior. ¿El rabo? ¡Claro! Una cuerda.
​Si eso no es un auténtico ratón, solo hace falta encender un poco la imaginación, porque ese es nuestro ratón.

​¿Una casa? Una caja en la que entremos. ¿Y si no entramos? ¡Pues sobre nuestra cabeza?

​¿Y una barca o un barco? ¡Un lápiz! Surca los mares mientras que escribe cuentos a los peces. Así navegamos por el mar de agua y de nuestra imaginación.

​Pero hoy toca un cuento de extraterrestres. Eso es un poco más… ¿fácil? Un colador o un escurre verduras (si es necesario, atado con cuerdas a nuestro mentón). Se pueden colgar ojos, pintados en papel, de cada agujero. ¿Antenas? Con lápices de colores y blu tack.

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Sin salir de casa podemos construir todos los personajes de los cuentos con las cosas cotidianas que despiertan la imaginación. Desde el lobo (con sus dientes-capuchones de rotulador) a un cerdito que usa desodorante porque huele mal.

Pocas cosas físicas nos hacen falta para jugar a los cuentos, pero sí mucha dosis de imaginación, ganas y alegría.


​Los pequeños hacen de una caja un coche, una casa, un cohete o una cueva. ¿Por qué no les imitamos? La frase «volver a nuestro niño interior» es maravillosa y fácil para muchas personas, pero no para todas. Un truco es fijarnos cómo juegan ellos. Nos darán todas las pistas necesarias para estar a su altura.»

Si te has quedado con ganas de más te recomiendo el libro del mismo autor Cuarto de juegos: método de dramatización, teatro clown y cuentacuentos, donde José Carlos de Andrés habla mucho más en profundidad de todos estos temas.
Gracias, mil gracias José Carlos. 
Y tú, ¿cómo sueles contarle los cuentos a tus peques?

6 Comentarios

  • Marian L. Viladrich
    14/03/2016 10:01 am

    Me han gustado un montón las ideas que das en este post. Me las apunto!

    • Nessa
      16/03/2016 10:00 pm

      Gracias, Marian! Un beso

  • clubpequeslectores Judith Franch
    23/09/2015 9:16 pm

    Qué de buenas ideas! Me ha encantado lo de cambiar las voces de los personajes, voy a probar, seguro que les sorprende y divierte mucho. En casa siempre animamos las lecturas, así que tomo nota de todos esos buenos consejos. Un abrazo!

    • Nessa
      10/03/2016 9:35 am

      Seguro que les encanta ;). Un besazo

  • Sonia Esser
    22/09/2015 3:39 pm

    ¡Un post fantástico! Me ha encantado… es una maravilla todos los consejos. Y el mejor lo bonito que es contarles cuentos a nuestros peques.

    ¡Un muackiles!

    • Nessa
      10/03/2016 9:34 am

      ¡Ya te digo! Ese ratito que pasamos con ellos no tiene precio. Un beso

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